Las complicaciones hemorrágicas del bazo son de las menos comunes en la pancreatitis crónica [1-7]. Aunque no se conoce la incidencia actual, en una serie reciente de 500 pacientes, se reportó una prevalencia estimada del 0.4% [5]. En el pasado, la patogenia de estas complicaciones se asoció principalmente con el seudoquiste pancreático [1]. Varios casos reportados han demostrado que la disección del seudoquiste pancreático en el hilio esplénico puede llevar al infarto, hemorragia y rotura del bazo [1]. Se creyó que la contigüidad directa de la cola del páncreas y del hilio esplénico, en ausencia de división peritoneal, brindaba una puerta para la extensión inflamatoria [1,2].
Debido a la cercana proximidad de los vasos esplénicos, la erosión de la arteria esplénica y la congestión de la vena esplénica se suman a la evolución de las complicaciones hemorrágicas [1].
Cuando no hay un seudoquiste pancreático, como en el presente caso, el compromiso esplénico en la pancreatitis es considerado generalmente como muy raro [2,7]. Solo un puñado de casos ha sido reportado en la literatura hasta el presente [2,3,5]. La etiología exacta está poco definida pero se piensa que la extensión de la inflamación desde la cola del páncreas tiene un mecanismo simular al de la disección por el seudoquiste [2].
Como se ha demostrado en este caso, la progresión gradual de una pequeña lesión hiliar en un gran hematoma subcapsular, conteniendo un alto nivel de amilasa, apoya la noción de una erosión gradual del hilio por el exudado pancreático, como mecanismo probable. En contrate, la propensión al trauma y los desórdenes de l
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