Ciclo de entrevistas “Invisibles” | 09 SEP 23

Dr. Mariano Frassa: “No uso el interrogatorio, sino el 'escuchatorio', en el que dedico más tiempo al paciente”

Recorre cada mes 6.000 km en su camioneta para atender a pacientes de tres localidades del partido de Chacabuco. Tuvo siempre en claro su profesión porque vivió la emergencia en carne propia.
Autor/a: Celina Abud 

Invisibles: No siempre el valor y la fama coinciden; ni los médicos más dedicados son los más visibles. Valoran el agradecimiento de quienes los necesitan más que algunos minutos en televisión. Forman parte de sus comunidades y están comprometidos con ellas. No tienen nada para vender; más bien comparten lo que tienen, lo que saben. Atienden en localidades remotas a familias humildes, no quieren dejar huérfana a ninguna enfermedad. Curan cuando se puede y cuidan siempre. Son aquellos que con los pies en el barro le dan sentido a una profesión milenaria. IntraMed quiere homenajearlos con este ciclo de entrevistas que se propone darles visibilidad a los “Invisibles”.


El doctor Mariano Frassa recorre cada mes cerca de 6.000 kilómetros con su camioneta para atender a la población de tres localidades: Rawson, O’Higgins y Castilla, todas en el partido de Chacabuco de la provincia de Buenos Aires.  En total, son 4.000 los pacientes que le corresponden y a cada una de las visitas, les dedica tiempo, escucha. Aunque por fuera de las consultas, también. “Tengo el teléfono prendido las 24 horas y puedo estar a las 3 de la mañana charlando con algún paciente en la cama con la luz prendida. A veces se despierta mi hijo y me dice ‘papá, ¿qué hacés?’ Pero yo quiero saber dónde le duele, sobre todo con los dolores abdominales que son muy inespecíficos”, dijo a IntraMed.

A su profesión la tuvo clara desde los 8 años, por un episodio que lo marcó. “Mi madre había hecho un cuadro de síncope (del cual salió). Vivíamos en el área rural y no teníamos enfermeras ni médicos en el pueblo más cercano. Entonces se me ocurrió estudiar medicina para ayudar a la gente que estaba en lugares alejados de los centros urbanos”, relató.

Tras recibirse, realizó su residencia de Medicina General en el Hospital de Chacabuco, donde  fue jefe de residentes y años después director. Con ese cargo, se cruzó con los mismos profesores que lo habían formado y para los que solo tenía palabras de agradecimiento. También estuvo al frente del Hospital de Rawson durante ocho años.

Pero hoy va casa por casa y nota que si bien en el área rural las enfermedades más prevalentes coinciden con las de las ciudades del interior del país, “sí se ven algunas zoonosis, como hantavirus o algunas psitacosis, además neumonías atípicas y mucha enfermedad respiratoria, porque se suele trabajar a la intemperie, además de problemas de columna, asociado a las tareas rurales”.  En diálogo con IntraMed, Frassa comentó como es atender a toda una familia, la relación que se establece durante cada visita y las enormes alegrías que le da su vocación.

Diferencias entre la medicina rural y urbana. Las grandes diferencias son el tiempo de la consulta y la relación médico-paciente. Y ambas cosas van de la mano, porque la mayor causa del deterioro de esa relación es la falta de tiempo. Yo no uso el “interrogatorio”, sino el “escuchatorio”, es decir, que puedo estar una hora con un paciente y nunca menos de 30 minutos. Eso hizo que la calidad de la relación no se desgastara en lo más mínimo y que se asemejara a la de los médicos de cabecera de antes. Además, atiendo a toda la familia, por ahí voy a ver al abuelo y me encuentro con que el nieto está con dolor de oído. Charlamos de los problemas médicos y por ahí terminamos merendando juntos, o cenando. Por todo esto, la vocación se disfruta. Tal vez sea la menos redituables de todas las medicinas económicamente hablando, pero debe ser lo más puro que debe haber hoy entre todas las especialidades.

Dificultades y desafíos de atender lejos de los grandes centros urbanos. El gran desafío es que uno se forma en un hospital de alta complejidad, donde hay recurso humano específico y entrenado para esa especialidad. Pero en la práctica te encontrás con un enfermero general y la mayoría de los problemas uno los tiene que resolver con lo que tiene a mano, no con lo que realmente se necesita para solucionarlos. Eso es lo que más nos angustia a los médicos que vamos desde la ciudad al área rural. Entonces, hay que prepararse para resolver las dolencias con el medicamento, el oxígeno o el nebulizador que se tiene a mano, en lo posible sin derivar al paciente. Pero si no queda otra, que la derivación se bien orientada, con el diagnóstico lo más acertado posible y con los tratamientos básicos comenzados.

 

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