Escepticemia por Gonzalo Casino | 07 AGO 23

Pruebas invisibles

Sobre la omnipresente falta de evidencias para elaborar conocimiento empírico
Autor/a: Gonzalo Casino 

Para contar una historia explicativa no hacen falta muchos hechos. Por el contrario, es más fácil y eficaz elaborarla con unos pocos hechos llamativos y un puñado de datos de situación para sustentarla. Y, si ya tenemos prefigurados los mensajes finales, mucho mejor: basta seleccionar los datos más convenientes para que el relato se vaya armando con la racionalidad del constructor de un mosaico. Lo que cuenta es el resultado, sin importar las piezas descartadas porque no encajan y aquellas que no están disponibles, pero que hubieran podido alterar la imagen final.

Las historias de las civilizaciones, las naciones y los imperios son en buena medida relatos hilvanados con hechos y datos significativos para quienes las escriben.

Suelen articularse a partir de grandes acontecimientos relacionados más con la guerra que con las vicisitudes de la paz. No es raro, por tanto, que las historias nacionales expliquen de forma distinta un mismo acontecimiento, pues se han escrito con datos y significados diferentes. Sin embargo, si no se tiene bien presente que las pruebas descartadas o desconocidas podrían cambiar el relato y el conocimiento, toda pretensión de objetividad se hace añicos.

Considerar de forma explícita la existencia de estas pruebas invisibles es fundamental para producir conocimiento mínimamente fiable, ya sea en la historiografía y las ciencias sociales como en las disciplinas más experimentales. La historia de las civilizaciones antiguas es un ejemplo elocuente de racionalización a partir de pruebas limitadas. Solo son conocidas aquellas de las que han pervivido objetos o, mejor, registros escritos. Pero ¿cuántas civilizaciones hubo antes de los sumerios de las que no queda piedra sobre piedra? ¿cuántas no llegaron a desarrollar algún tipo de escritura y cuántas sí la desarrollaron, pero de las cuales no tenemos rastro alguno? La misma historia de las lenguas y la escritura, que necesariamente se remonta más allá de las lenguas sumeria, acadia, asiria y babilonia, es imposible de trazar por la elocuente falta de pruebas. Pero bastaría descubrir un sitio arqueológico bien provisto para poder reescribir esta historia.

 

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